Casi 60 millones de personan padecen hambre en África

LONDRES, 17 oct (NNN-TELESUR) — Al menos 58 millones de personas en África occidental y central, incluidos 29 millones de niños, padecen ahora una inseguridad alimentaria aguda y necesitan asistencia alimentaria urgente, reportó una alianza de ONG internacionales que operan en el continente.

Foto: Naciones Unidas

En el Día Mundial de la Alimentación, Joining Forces Alliance, que incluye a Save the Children, World Vision, SOS Children’s Village, Terre des Hommes, Educo, Plan International, han dado la alarma sobre la grave situación de inseguridad alimentaria y crisis de hambre en África.

Millones de hogares se enfrentan ahora a una grave escasez de alimentos que reduce en gran medida su consumo diario de alimentos, lo que está provocando una desnutrición aguda alta o grave y enfermedades transmitidas

Entre ellos, ocho millones de personas están actualmente experimentando inseguridad alimentaria severa y podrían terminar en hambruna, si no se toman medidas urgentes.

Más de la mitad de los hogares afectados por esta inseguridad alimentaria aguda se encuentran en la República Democrática del Congo (RDC) y Nigeria.

Mientras que en el Sahel central, que incluye a Burkina Faso, Malí y Níger, más de 12,7 millones de personas están afectadas.

Nigeria se mantiene entre los países de mayor preocupación mundial para el período de octubre de 2022 a enero de 2023 y para los que se requiere asistencia inmediata.

2022 ha sido uno de los años más difíciles para la infancia y sus familias en África Occidental y Central, y la temporada de escasez de este año ha sido una de las peores en 10 años.

Los más afectados han sido las personas que viven en regiones afectadas por conflictos.

Las tasas de desnutrición entre los niños y niñas menores de cinco años se han disparado”, lamenta el director de Save the Children para ambas regiones africanas, Philippe Adapoe.

Save the Children denuncia una crisis de múltiples frentes que combina el conflicto armado, las consecuencias a largo plazo de la restricción de actividades debido a la pandemia de COVID-19, y ahora el constante aumento de los costes de los alimentos básicos, el combustible y los fertilizantes.

A esto se suman los efectos del cambio climático, con inundaciones que dañan los cultivos, o la reducción de la producción de cereales y hortalizas debido a la disminución y escasez de lluvias.
— NNN-TELESUR

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