BRASILIA, 29 sep (NNN-CUBADEBATE) — Millones de brasileños irán a las urnas el próximo domingo para votar en la primera vuelta de unas elecciones marcadas por el clima de tensión, en las que se disputarán la Presidencia 11 candidatos, encabezados por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, primero en las encuestas, y el actual mandatario, Jair Bolsonaro.
Tras la jornada del domingo, y en caso de ser necesario, la segunda vuelta se celebraría el día 30.
Los comicios están envueltos en un inédito clima de tensión, alimentado por las dudas que ha sembrado el presidente Jair Bolsonaro, quien se presenta a la reelección, sobre si reconocerá la eventual derrota que le vaticinan todas las encuestas.
En un análisis publicado por la agencia EFE, se recuerda que los ataques del líder de la ultraderecha contra el sistema electoral han sido crecientes desde que asumió el poder en 2018. El propio Bolsonaro, con declaraciones ambiguas, ha azuzado el fantasma de un golpe de Estado.
“La historia se puede repetir” advirtió el mandatario derechista el pasado 7 de septiembre en un discurso con motivo del Día de la Independencia, después de enumerar varias fechas históricas, algunas de ellas alusivas a levantamientos militares y al golpe de Estado de 1964.
Ese día, numerosos seguidores le pidieron en un mitin impulsar una intervención militar, clausurar el Parlamento y destituir a los jueces del Supremo.
Bolsonaro, lejos de desautorizar estos exabruptos, los ha amparado en el marco de la libertad de expresión.
Según analistas consultados por EFE, la posibilidad de que Bolsonaro no reconozca el resultado de las elecciones no se puede descartar, ni tampoco el riesgo de que se trate de emular el asalto al Capitolio de Estados Unidos, que protagonizaron los seguidores de Donald Trump en enero de 2021 para evitar que se reconociera la victoria de Joe Biden.
“Las democracias comienzan a morir cuando los políticos cuestionan el sistema electoral y cuando se atacan las instituciones democráticas. Trump lo hizo y Bolsonaro no está distante. Sus ideólogos son los mismos”, comentó Paulo Ramírez, profesor de la Escuela de Sociología y Política de Sao Paulo.
Hasta el momento, según este analista, las instituciones brasileñas han conseguido neutralizar todos los ataques al sistema electoral que han partido del bolsonarismo.
El Parlamento rechazó recuperar el voto impreso, como pedía Bolsonaro en el marco de una campaña de descrédito de la seguridad de las urnas electrónicas, a pesar de que nunca se detectó un fraude desde que se introdujeron en el país, en 1996.
El Tribunal Electoral ha introducido cambios en el sistema de recuento de votos en aras de la transparencia, para evitar la posibilidad de cualquier cuestionamiento por parte de los militares, que por primera vez se han inscrito como observadores del proceso electoral.
La oposición de la sociedad civil a los ataques de Bolsonaro también ha sido firme y se ha plasmado en manifiestos a favor de la democracia, que han sido respaldados por asociaciones empresariales, universidades, grupos sociales e incontables personalidades.
Esta resistencia civil muestra el fracaso del bolsonarismo en su apuesta por ampliar el respaldo social a su campaña contra el sistema electoral, apunta Carlos Machado, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Brasilia. Y para que prospere un golpe, “es necesario el apoyo de la sociedad, no solo de los militares”.
No obstante, según este analista, “el único miedo” reside en que esas ideas sí han calado en el núcleo duro del bolsonarismo, en especial en grupos organizados del sector de seguridad, tales como militares, cuerpos policiales y grupos armados ilegales que controlan numerosas favelas de Río de Janeiro.
Los militares podrían tratar de apoyar a Bolsonaro para defender los privilegios y los cargos públicos que han obtenido en los últimos cuatro años.
Pero también les podría interesar “abandonar el barco” del líder de la ultraderecha para evitar un mayor desgaste en la imagen de la institución.
El riesgo más palpable para los analistas es que el alto nivel de crispación derive en nuevos episodios violentos, tales como los dos asesinatos políticos que se han conocido en el país en los dos últimos meses, una situación inédita en elecciones pasadas.
En ambos casos, los crímenes fueron perpetrados por seguidores de Bolsonaro, que mataron a votantes del principal candidato opositor, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Lista de los 11 candidatos presidenciales:
- Jair Bolsonaro, de 67 años. Busca la reelección por el PL, su décimo partido. Elegido por primera vez para la presidencia en 2018. Hizo carrera como diputado federal por Río de Janeiro, puesto que ocupó de 1990 a 2018. Antes fue concejal de la capital Fluminense por dos años.
- Luiz Inácio Lula da Silva, de 76 años. Disputará su sexta elección para el cargo. Derrotado en 1989, 1994 y 1998, el fundador del Partido de los Trabajadores fue elegido en la segunda vuelta en 2002 y reelegido, también en segunda ronda, cuatro años después.
El extornero mecánico fue diputado federal por Sao Paulo por un mandato. Llegó a colocarse como precandidato a la Presidencia para volver al cargo en el referendo de 2018, pero resultó detenido sin pruebas por una condena dentro del marco de la desactivada operación judicial Lava Jato. En 2021, fueron revocadas todas las condenas por la Corte Suprema de Brasil.
- Ciro Gomes, de 64 años, abogado candidato del Partido Democrático Trabalhista. Por cuarta vez busca ser presidente, pero en las encuestas, con solo 7% de respaldo, no se acerca a los favoritos Lula y Bolsonaro.
- Simone Tebet, de 52 años, profesora de ascendencia libanesa y abogada postulante por el Movimiento Democrático Brasileño. Por vez primera en unas presidenciales. Comenzó su carrera política en 2002 en Mato Grosso do Sul, estado vinculado al sector agropecuario. Apenas alcanza dos puntos en los sondeos.
- Felipe d’Avila, de 58 años, candidato del Partido Novo que debuta en votaciones. Estudioso de la política y maestro en administración pública. Ingeniero de formación, hace 14 años fundó el Centro de Liderazgo Político.
- José Maria Eymael, de 82 años, jurista aspirante por la Democracia Cristiana que se presenta en su sexta campaña presidencial. Fue diputado federal por tres mandatos, entre 1986 y 1995, representando el estado de Sao Paulo. Disputó cuatro veces la alcaldía de la capital paulista.
- Vera Lúcia, de 54 años, licenciada en Ciencias Sociales que concurre por segunda vez a unas presidenciales (la primera en 2018) como cofundadora y candidata del Partido Socialista de los Trabajadores Unificado. Disputó las alcaldías de Sao Paulo y Aracaju, y el gobierno de Sergipe, además de solicitar una vacante en la Cámara de los Diputados.
- Leonardo Péricles, de 40 años, es el presidente y uno de los fundadores de la Unidad Popular, partido por el que compite en la consulta. Técnico en electrónica y mecánico de mantenimiento de máquinas, es uno de los líderes de los movimientos contra la Copa del Mundo en Brasil, en 2014.
- Sofia Manzano, de 51 años, economista miembro del Partido Comunista Brasileño que disputa su segunda elección. En 2014, fue candidata a vicepresidente en la fórmula de su correligionario Mauro Iasi.
- Soraya Thronicke, de 49 años, senadora de Unión Brasil que entró en agosto por primera vez a la carrera presidencial después que el entonces precandidato Luciano Bivar desistiera de concurrir.
- Kelmon Souza, de 45 años, sacerdote ortodoxo que se clasifica como conservador de derecha y disputará su primera elección. Lidera el Movimiento Cristiano Conservador del Partido Trabalhista Brasileño y el Movimiento Cristiano Conservador Latinoamericano. Sería candidato a vicepresidente en el dúo con Jefferson, quien resultó apartado por el TSE. Se hizo cargo de la cabeza de la fórmula.
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