Las nuevas variantes, el invierno y el relajamiento causan nuevos casos en África

NACIONES UNIDAS, 13 de mayo (NNN-UNIS) — Tras dos meses de disminución continuada de casos en el continente, el sur de África registra en un aumento del 32 % en una semana. Ante ello, la agencia sanitaria de la ONU pide que no se baje la guardia y que se intensifiquen la vacunación y las medidas para detectar y prevenir la propagación del virus.

Campaña gubernamental de pruebas de COVID-19 en la ciudad de Johannesburgo, en Sudáfrica. (Foto: FMI/James Oatway)

El sur de África se enfrenta a un incremento de casos de COVID-19 por tercera semana consecutiva cuando la región está a punto de entrar en el invierno, lo que ha supuesto un freno al descenso de dos meses del total de infecciones registradas en el continente.

Tan solo en la primera semana de mayo, la subregión registró 46.271 de casos, un 32% más que la semana anterior.

El aumento se debe en gran medida a un pico en Sudáfrica, donde los casos registrados semanalmente se han cuadruplicado en las últimas tres semanas. Aun así, las muertes no han aumentado tan rápidamente. Sudáfrica registró 376 decesos en las últimas tres semanas, el doble que en las tres semanas anteriores.

El número de hospitalizaciones en el mismo país sigue siendo bajo también, con un ingreso de pacientes con COVID-19 en torno al 20% más del pico de finales de diciembre de 2021.

En las provincias de Gauteng y KwaZulu-Natal, donde se detectó por primera vez la última ola, las hospitalizaciones y las muertes hospitalarias aumentaron entre un 90% y un 100% en las dos últimas semanas con respecto a las dos anteriores.

La principal causa de la ola actual es la variante ómicron y la relajación de las medidas sanitarias y sociales. Desde principios de abril, solo en Sudáfrica se registraron 1369 casos de la subvariante ómicron BA.2, 703 casos de la subvariante BA.4 y 222 casos de la BA.5; siendo las subvariantes BA.4 y BA.5 las más preocupantes ya que contienen el mayor número de mutaciones y aún se desconoce cómo afectan a la inmunidad.

Las últimas cuatro oleadas de COVID-19 en África, que se produjeron a mediados y finales de año, se debieron principalmente a las nuevas variantes de COVID-19, el invierno y los elevados movimientos de población durante estos periodos vacacionales.

“El actual repunte de casos es una señal de alerta temprana que estamos vigilando de cerca. Es ahora cuando los países se tienen que preparar y asegurarse de que pueden dar una respuesta eficaz en caso de que se produzca una nueva oleada”, dijo Abdou Salam Gueye, director de Preparación y Respuesta ante Emergencias de la Oficina Regional para África de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En los últimos dos años los países africanos han mejorado mucho su respuesta a la COVID-19, en aspectos clave como el seguimiento, las pruebas y el tratamiento reforzados. Es vital que estas medidas se mantengan y se amplíen rápidamente en caso de un aumento de casos.

El continente también ha intensificado la secuenciación genómica. Entre enero y abril de 2021, los laboratorios africanos notificaron unas 9000 secuencias. Esta cifra se ha multiplicado por más de cuatro hasta llegar a casi 40.000 en el mismo periodo de este año.

Sin embargo, con el descenso de los casos a principios de 2022, los países redujeron las medidas de salud pública, incluido el control. Las pruebas también fueron a la baja.

“Con la experiencia adquirida en los dos últimos años, debemos hacer todo lo necesario para frenar los efectos adversos de una nueva ola pandémica, intensificando la vacunación y las medidas para detectar y prevenir la propagación del virus, así como para tratar a los pacientes”, dijo el doctor Gueye. “Para vencer esta pandemia, debemos mantenernos alerta. La dura realidad es que la complacencia tiene un alto precio”.

Hasta ahora, África ha documentado 11,7 millones de casos y alrededor de 253.000 muertes; 52.878 casos en la primera semana de mayo, un 38% más de casos que la semana precedente.
— NNN-UNIS

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