HANÓI, 18 de marzo (NNN-VNA) — La pandemia de COVID-19 llevó a 4,7 millones de personas en el Sudeste Asiático a la pobreza extrema en 2021, con la desaparición de 9,3 millones de puestos de trabajo, según un informe del Banco Asiático de Desarrollo (ADB).
Dos años después de la pandemia, el informe señala que las perspectivas de crecimiento son más brillantes para las economías, ya que casi el 60 por ciento de la población de la región está completamente vacunado contra la COVID-19, lo que permite la reapertura de las economías.
El presidente de la institución financiera, Asakawa Masatsugu, dijo que la pandemia ha provocado el empeoramiento del desempleo, la desigualdad y los niveles de pobreza, especialmente entre las mujeres, los trabajadores más jóvenes y los ancianos en la región.
Entre los más afectados se encuentran los trabajadores no calificados y los que laboran en el comercio minorista y la economía informal, así como las pequeñas empresas sin presencia digital.
El ADB alienta a los gobiernos de la región a invertir en la infraestructura verde inteligente y adoptar innovaciones tecnológicas para revitalizar el crecimiento económico.
El informe sugiere a los gobiernos del Sudeste Asiático que asignen más recursos para ayudar a los sistemas de salud a brindar atención, mejorar la vigilancia de enfermedades y responder a futuras pandemias.
El crecimiento económico del Sudeste Asiático podría aumentar 1,5 puntos porcentuales si el gasto en salud en la región alcanza alrededor del cinco por ciento del producto interno bruto (PIB), predice.
El informe recomienda que los países realicen reformas estructurales para impulsar la competitividad y la productividad, incluida la simplificación de los procedimientos administrativos, la reducción de las barreras comerciales y el fomento de las pequeñas empresas para que adopten nuevas tecnologías.
Los gobiernos deben mantener la prudencia fiscal para reducir el déficit y la deuda públicos y modernizar la administración tributaria para mejorar la eficiencia y ampliar la base impositiva, señala.
Aun así, la región enfrenta vientos en contra, incluidas las variantes emergentes de COVID-19, el endurecimiento de las tasas de interés globales, las interrupciones en la cadena de suministro y el aumento de los precios de las materias primas y la inflación, advierte.
— NNN-VNA