OTTAWA, 10 de febrero (NNN-AGENCIAS) — En protesta contra la obligatoriedad de la vacunación contra la COVID-19, cientos de camioneros canadienses bloquearon el puente Ambassador, el más transitado comercialmente con Estados Unidos, que conecta la provincia de Ontario con Detroit, entre el lago Erie y el Huron.
Carteles contra primer ministro Justin Trudeau, banderas canadienses, fogatas en las que se calientan los manifestantes, refugios improvisados, tiendas de campaña se multiplican en las calles de una ciudad como Ottawa, que tiene reputación de tranquila.
”No estoy de acuerdo con la forma de actuar de Trudeau ni con su dictadura”, dijo Martin Desforges, un camionero de 46 años originario del norte de Quebec que vive junto a su esposa en una camioneta estacionada desde el inicio del movimiento frente al Parlamento y a pocos metros de las ventanas de la oficina del primer ministro.
”Vacunarse debe ser una decisión tomada entre una persona y su médico. El gobierno no tiene que intervenir”, agregó John Hawley-Wight, quien se unió a la protesta hace dos días.
El movimiento, llamado “convoy de la libertad”, fue convocado en rechazo a la decisión del gobierno de obligar a vacunarse contra la COVID-19 a los camioneros que cruzan la frontera entre Canadá y Estados Unidos. Pero rápidamente se convirtió en una protesta contra las medidas sanitarias en su conjunto y, para algunos, contra el gobierno.
La protesta bloqueó un punto neurálgico entre los dos países. Canadá envía el 75 de su exportación a Estados Unidos y el puente normalmente ve pasar cerca de ocho mil camiones al día.
La protesta, iniciada el pasado 28 de enero, se extendió por más de una semana tanto en Ottawa como en las principales ciudades del país. Frente a esta situación, Trudeau, instó a los cientos de camioneros que bloquean el centro de la ciudad a poner fin a su movilización, tras un pedido de ayuda del alcalde de la capital canadiense.
”Es necesario que cese la movilización”, dijo Trudeau al término de una semana de aislamiento por la COVID-19, durante un debate organizado de urgencia en la Cámara de los Comunes. ”Los canadienses saben que la única salida es seguir escuchando ciencia”, dijo el primer ministro, quien prometió que “el gobierno federal responderá”, pero sin anunciar nuevas medidas, los pedidos del alcalde de Ottawa, Jim Watson. Watson pidió el lunes al estado federal que envíe 1800 policías adicionales y un mediador para poner fin al sitio de Ottawa, donde se había declarado el estado de emergencia el día anterior.
En Canadá, donde las medidas sanitarias son en la mayoría de las provincias más restrictivas que en otras partes del mundo, el movimiento ha recibido un apoyo popular más amplio del previsto por parte de las autoridades. Según analistas locales, el gobierno subestimó la determinación de las fuerzas políticas derechistas que lo iniciaron.
Una última encuesta indica que un tercio de los canadienses apoya el movimiento y el 44 por ciento de los vacunados entiende “la causa y las frustraciones que transmiten los manifestantes”. Sin embargo, Trudeau “apuesta a que el movimiento se agotará por sí solo”, dijo Félix Mathieu, politólogo de la Universidad de Winnipeg. ”El gobierno no cree que este movimiento represente una verdadera fuerza política en ciernes”, añadió.
Sin embargo, una rara voz disonante se escuchó en las filas de los liberales, el partido de Trudeau, cuando el diputado por Quebec Joël Lightbound dijo “sentirse incómodo con la dirección que el gobierno tomó en la gestión de la pandemia”. Lightbound reclamó un enfoque “más unificador” y menos “divisivo”.
— NNN-AGENCIAS