NUEVA YORK, 27 de diciembre (NNN-AGENCIAS) — La economía mundial superará los 100 billones de dólares por primera vez en 2022, dos años antes de lo previsto.
Así lo sostienen los expertos del Centro de Investigaciones Económicas y Empresariales, los cuales creen que este dato macroeconómico se verá impulsado por la continua recuperación de la pandemia de COVID-19.
Según la misma fuente, frente a esta situación China arrebatará a Estados Unidos el cetro de la primera economía del mundo en 2030, 24 meses por detrás de los cálculos anteriores.
El próximo año India superará a Francia, mientras que en 2023 pasará a Alemania, para convertirse en la tercera economía más grande del mundo en 2031, un año después de las estimaciones.
Por su parte Berlín superará a Japón en 2033, mientras que en la segunda mitad de 2030 las diez primeras potencias económicas deberían ver el ingreso de Rusia en 2036 e Indonesia en el noveno lugar en 2034.
“El expresidente del BCE (Banco Central Europeo), Mario Draghi, ha liderado con éxito el país en los últimos meses. Pero no está claro cuánto tiempo durará este período de relativa estabilidad política”, explicó el Centro de Investigaciones Económicas y Empresariales que cita las incógnitas para la elección del presidente de la República.
“En los próximos 15 años esperamos un ligero deterioro de la posición de Italia” en la Tabla de la Liga Económica Mundial: “pasará del octavo lugar en 2021 al 13 en 2036”, calcularon los expertos del centro de estudios.
El crecimiento de la economía mundial es atribuible a los estímulos dados para hacer frente a la pandemia y la recuperación que han desencadenado. Una recuperación, sin embargo, acompañada de un salto en la inflación que, de resultar persistente, corre el riesgo de provocar una recesión en 2023 o 2024, adviertió el instituto de investigación.
Los precios elevados son ahora un fenómeno generalizado a nivel mundial, acentuado por los cuellos de botella en las cadenas de suministro, a los que se ha sumado una inflación salarial menos transitoria.
El reciente galope de los precios está empujando a los bancos centrales a dejar de lado el concepto de “inflación temporal” y acelerar la retirada de los estímulos puestos en marcha para salvar la economía de la COVID-19. El Banco de Inglaterra fue el primero de los bancos centrales de las principales economías en optar por un alza.
El Banco Central de Estados Unidos (FED), en cambio, anunció una aceleración del proceso de reducción de las compras de activos, lo que ha llevado a una tasa de 120 mil millones de dólares al mes desde el inicio de la COVID-19, allanando efectivamente el camino para un ajuste del costo del dinero a mediados de 2022.
Por otro lado, el BCE se muestra más cauteloso, despidiéndose (con reserva) del programa pandémico que tanto ha apoyado a Italia, sin hablar, sin embargo, de un aumento del costo del dinero.
Caminos diversos que muestran diferentes reactivaciones pero unidos por la subida de precios, que cada uno de los grandes bancos centrales decide afrontar con sus tiempos.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo en octubre pasado que la deuda global había alcanzado un nivel récord de 226 billones de dólares, cifra que incluye tanto los compromisos del sector público como los del sector privado no financiero.
Actualmente, la deuda pública global se sitúa en 88 billones de dólares, un valor cercano al 100% de PIB mundial. Se prevé que en 2021 y 2022 disminuya alrededor de un 1 % cada año para, posteriormente, estabilizarse en torno al 97% del Producto Interno Bruto del planeta.
— NNN-AGENCIAS