BRASILIA, 19 de agosto (NNN-TELESUR) — Cerca de 131 ballenas jorobadas han muerto en Brasil en lo que va de año tras superar el récord de 122 registrado cuatro años atrás, según reportó la Organización No Gubernamental (ONG) Proyecto Ballena Yubarte, que labora en el país desde 1988.
La más reciente fue encontrada muerta el miércoles en las playas de un lujoso barrio residencial de Rio de Janeiro, una imagen recurrente en diversas playas del país en los últimos meses.
En las playas de Sao Conrado, en la zona sur de Río, unos habitantes que realizaban ejercicios se toparon con la ballena encallada en la arena de cerca de 7 metros de largo.
Una gran parte de estos cetáceos muere en el mar y termina siendo arrastrado por la corriente hasta los arenales. Otros llegan con vida a las playas donde con la ayuda humana logran salvarse algunos, pues, por lo general, mueren.
De acuerdo con la ONG, la mayoría de las muertes de estos animales ocurre en el sureño estado de Santa Catarina (42), donde el miércoles 18 de agosto también se encontró una. Le siguen en la lista Sao Paulo (36) y Río (14).
“Hay un aumento de casos y esta tendencia se da porque es una población que está creciendo”, expresó a medios internacionales el coordinador de investigaciones de Proyecto Ballena Yubarte, Milton Marcondes.
“Hay ballenas que mueren por causas naturales, pero también por actividades humanas, como ser atropelladas por un navío, que terminen atrapadas en una red de pesca o que consuman basura en los mares”, agregó.
Algunos estudios avanzados sobre la muerte de estas ballenas realizados este año revelaron que una de las causas posibles es la escasez de krill, un pequeño crustáceo parecido al camarón que le sirve de alimento en la Antártida antes de emprender su migración anual hacia aguas cálidas para reproducirse.
Por esa razón, los investigadores consideran que la mortalidad de las ballenas aumentó como lo hizo en 2010, 2017 y 2018, años donde también disminuyó el krill.
Además, la mayoría de los crustáceos hallados eran muy delgados y jóvenes, entre 1 y 4 años, lo que indica que aún no estaban en edad reproductiva, como el animal encontrado en Río el miércoles.
— NNN-TELESUR