BEIRUT, 15 de agosto (NNN-PRENSA LATINA) — El Ejército de Líbano ocupó el sábado varias gasolineras para frenar el acaparamiento y la especulación, mientras el Banco Central (Banque du Liban) mantuvo la decisión de quitar los subsidios a los combustibles.
Los militares allanaron algunas estaciones de servicio y decomisaron hidrocarburos escondidos por los operarios para sacar provecho de la escasez.
Un comunicado de los mandos castrenses indicó que confiscaron casi 80 mil litros de gasolina almacenados en dos estaciones de servicio y otros 57 mil de diésel en una tercera.
Las Fuerzas de Seguridad Interna también informaron que incautaron miles de litros de gasolina y diésel sin precisar las cifras.
El gobernador del Banque du Liban, Riad Salameh, insistió en que no echará atrás su decisión de eliminar las subvenciones a fin de aliviar la presión sobre las menguantes reservas de divisas del país.
Esa medida causó pánico y desató una cacería en los automovilistas por obtener combustible a como diera lugar.
La violencia hizo acto de presencia con un saldo de tres muertos por reyertas en las estaciones de servicio.
Salameh alegó que solo un decreto del Gobierno y del Parlamento permitiría tocar los depósitos de ahorristas privados para mantener los subsidios.
Con motivo de la escasez de combustible, la compañía estatal de electricidad, Electricite du Liban, solo ofrece una o dos horas diarias de servicio.
De tal manera, que los ciudadanos recurren a generadores privados, cuyos dueños subieron cinco veces sus tarifas, pese a que apenas tributan cinco o seis horas de energía.
— NNN-PRENSA LATINA