NACIONES UNIDAS, 6 feb (NNN-UNIS) — Las Naciones Unidas lanzaron el martes su Plan de Respuesta Humanitaria para Libia en el que solicita a la comunidad internacional de donantes 202 millones de dólares. La ayuda se destinará a proporcionar protección, asistencia sanitaria, agua y saneamiento, refugio y educación para 552.000 personas vulnerables.
Pese a que la mayoría de las personas necesitadas se encuentran en zonas urbanas muy pobladas de las regiones occidental y oriental del país, las que se enfrentan a condiciones más críticas se ubican en la zona costera de Sirt y en las zonas meridionales del país como Murzuq, Sebha y Alkufra, donde el acceso es difícil debido a la inestabilidad.
La ayuda se destinará principalmente, un 58% a los desplazados internos libios, repatriados y comunidades de acogida, mientras que el resto se prevé asignar a migrantes y refugiados.
El bienestar de decenas de miles de niños, mujeres y hombres en Libia afecta gravemente al país africano tras siete años de inestabilidad e inseguridad. En la actualidad miles de familias no pueden costearse los alimentos, el agua y los artículos domésticos básicos.
Según los cálculos de la ONU, alrededor de medio millón de personas necesitan protección que se destinará a la protección de menores, las personas afectas por la violencia de género, y la defensa de los civiles, especialmente los desplazados internos y repatriados que residan en las zonas afectadas por los remanentes explosivos de guerra, como las minas terrestres. También para ayudar a unos 6000 migrantes y refugiados que se encuentran en situación de detención.
La prolongada crisis en el país africano ha debilitado la capacidad técnica y operativa del personal sanitario y ha provocado que los grupos de personas con necesidades especiales tengan un acceso limitado a centros sanitarios.
El 17,5% de los hospitales, el 20% de los centros de atención primaria y el 18% de los centros especializados están parcialmente dañados o completamente destruidos.
La respuesta humanitaria se centrará en un paquete mínimo de servicios integrados de atención primaria y secundaria, el fortalecimiento de la vigilancia de las enfermedades y el refuerzo de las capacidades del personal sanitario.
El número de menores libios, migrantes y refugiados en edad escolar (6-17 años) afectados por el conflicto asciende a 343.000. El acceso a la educación sigue siendo una de las prioridades clave para los retornados, la mayoría de los cuales se ubican en las ciudades de Bengasi y Sirt.
Entre los objetivos de aprendizaje se busca ampliar el acceso equitativo a la educación formal y no formal para menores vulnerables en edad escolar y mejorar la calidad de los servicios de educación.
Del mismo modo, se actuará en la mejora de las instalaciones de agua, saneamiento e higiene en los centros de detención, el progreso a la respuesta durante emergencias (por ejemplo, el transporte de agua por carretera) y la prestación de apoyo técnico para el acceso a agua potable en comunidades, campamentos de desplazados internos, escuelas y centros sanitarios.
Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos destacó este martes que la inseguridad alimentaria sigue siendo un problema debido a los desplazamientos prolongados, las perturbaciones del mercado y la menor producción de alimentos.
A esta situación se le ha de añadir que las importaciones de alimentos disminuyeron durante el año pasado debido al limitado acceso a los puertos y al bloqueo de las carreteras.
Los precios de muchos alimentos básicos, como el arroz y la harina de trigo, aumentaron hasta un 200% en comparación con los niveles anteriores al conflicto.
Sin embargo, también destacó que la introducción de reformas económicas a mediados de septiembre provocó la apreciación del dinar libio y permitió a los comerciantes importar mercancías a un precio más bajo. Esta situación causó una rebaja de precios de los productos en los comercios libios.
— NNN-UNIS
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