OPS ayuda a prevenir la pandemia de COVID-19 en el Amazonas

NACIONES UNIDAS, 2 de julio (NNN-UNIS) — Tras una concertación con las autoridades y líderes de los pueblos indígenas Uitoto, Bora, Okaina y Muinane, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) está ayudando a aumentar los servicios de salud en el Amazonas, ayuda que va acompañada de una acción pedagógica para lograr la prevención de la COVID-19, con énfasis en la vacunación en los poblados de La Chorrera, Puerto Arica y Tarapacá.

Foto: OPS/Karen González

En pleno solsticio de verano del 2021, La Chorrera, área no municipalizada de la Amazonía colombiana, da cuenta de la séptima víctima de la pandemia. Se trata del líder Jesús Teteye, quien contrajo el virus en un viaje a Bogotá. Al regresar al Amazonas, convencido de la sabiduría propia, decidió cargar solo con la enfermedad. No quiso purificarse en su territorio, no aceptó la medicina ancestral y se resistió a recibir atención en el centro de salud.

El rechazo a los tratamientos y a las medidas de prevención, incluida la vacunación, es común en los pueblos indígenas de toda la Amazonía, alcanzando también a las comunidades aborígenes en Perú y Ecuador.

“Preservar la vida indígena motivó al gobierno de Colombia a donar recursos a la Comunidad Andina de Naciones para promover la inmunización contra la COVID-19 y salvar vidas, a través de acciones de cooperación técnica de la Organización Panamericana de la Salud”, explica la doctora Gina Tambini, su representante en Colombia.

Por eso, la agencia de la ONU llevó un complejo proceso de concertación con las autoridades de los pueblos indígenas Uitoto, Bora, Okaina y Muinane, en el que se permitió el ingreso de las misiones humanitarias de la Organización y la realización de una serie de capacitaciones en vigilancia en salud pública y talleres en medidas de primera respuesta, primeros auxilios psicológicos y comunicación del riesgo.

La meta consiste en que la población adquiera habilidades para la atención de emergencias, la protección de la salud mental y los conocimientos para la prevención contra la COVID-19 con una adecuada aproximación cultural.

Se trata, en definitiva, de que los 2500 habitantes que están en el territorio puedan tomar decisiones bien informadas que les permitan salvar sus vidas.

Uno de esos habitantes es Damián Funoratofe Dokoe, quien después de haber sufrido la COVID-19, y sentir la fragilidad de la existencia, entendió que su gran misión es ser un buen padre, lo que significa cuidarse de la enfermedad y proteger a sus seres queridos. Y una de esas maneras es inmunizarse. Por eso, apenas llegue la vacuna, sin dudarlo dos veces, asegura que pondrá el hombro para tener un “aire de vida” y así poder envejecer junto a sus descendientes.

Al inicio de la pandemia, la COVID-19 dio lecciones profundas. La enfermedad no distingue fronteras, ni razas, y las selvas amazónicas también fueron testigos de la tragedia. Como a muchos en Colombia, Rosa Inés Herrera y su esposo se contagiaron de la COVID-19 en una fiesta y propagaron el virus a cinco miembros de la familia. El padre de Rosa fue uno de los seis adultos mayores que perdieron el ‘aire de vida’ en el 2020.
— NNN-UNIS

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