LONDRES, 18 de junio (NNN-AGENCIAS) — La pandemia de COVID-19 contribuyó de manera significativa al deterioro de la paz global en 2020, al generar protestas violentas e inestabilidad política en un mayor número de países, según informe publicado por el Instituto internacional para la Economía y la Paz en Londres.
El reporte señala que el año pasado se registraron cerca de 15 mil manifestaciones violentas y disturbios a nivel global, y de ellas, más de cinco mil tuvieron como trasfondo las medidas impuestas para evitar la propagación de la enfermedad.
Países como India, Chile, Italia, Francia, Alemania y Sudáfrica estuvieron entre los más afectados por las protestas contra los confinamientos, mientras que la República Checa, Estonia, Suiza, Lituania, Noruega, Países Bajos e Irlanda, entre otros, están en una mejor posición para recuperarse de la COVID-19.
El Índice Global de Paz de 2020 apunta, además, que las muertes asociadas al terrorismo disminuyeron por sexto año consecutivo, mientras se observaron señales de una reducción de la militarización de la sociedad.
Por regiones geográficas, el Medio Oriente y el norte de África siguen siendo las zonas menos pacíficas, aunque registraron mejoras, mientras que la inestabilidad política insuflada por la administración del presidente Donald Trump en Estados Unidos hizo que América del Norte sufriera el peor deterioro, seguido por América del Sur, donde aumentaron los crímenes violentos y los desórdenes.
En Centroamérica y el Caribe, nueve países bajaron en la escala, pero Nicaragua, Haití y Guatemala subieron algunos escaños con respecto al informe anterior, y Cuba aparece en el puesto 87 en una lista encabezada por Islandia como la nación más pacífica, y que termina con Afganistán como el más inestable.
La pandemia de COVID-19 aceleró los cambios en la tranquilidad mundial, y aunque hubo un descenso en los conflictos y el terrorismo en 2020, la inestabilidad política y las manifestaciones violentas aumentaron, afirmó Steve Killelea, empresario australiano fundador y presidente ejecutivo del Instituto para la Economía y la Paz.
Killelea consideró además que el impacto económico de la COVID-19 creará una incertidumbre aún mayor, en particular en aquellos países que enfrentaban serias dificultades antes de que se desatara la enfermedad.
El Instituto para la Economía y la Paz se presenta a sí mismo como un instituto de investigación global independiente sin fines de lucro, que analiza las relaciones entrelazadas entre los negocios, la paz y el desarrollo económico.
Tiene su sede principal en Sídney, Australia, y oficinas en Nueva York, Ciudad de México y La Haya.
— NNN-AGENCIAS