SEÚL, 14 de mayo (NNN-TELESUR) — Asociaciones de pescadores de Corea del Sur presentaron el jueves ante un tribunal local una demanda contra el Gobierno de Japón por la liberación de agua radioactiva desde Fukushima al océano, luego del accidente nuclear de 2011, y buscan una compensación.
La Federación Nacional de Cooperativas Pesqueras de la isla de Jeju y una asociación de armadores informaron en una conferencia frente al Tribunal de Distrito de Jeju, provincia insular autónoma al país, que exigen el equivalente a 8.800 dólares por día al Gobierno japonés y a Tokyo Electric Power Company Holdings (Tepco), propietaria de la planta nuclear.
El Gobierno japonés anunció en abril pasado que liberará al océano Pacífico más de un millón de toneladas de aguas tratadas de la planta donde se generó un accidente nuclear de Fukushima, en uno o dos años.
El Gobierno y Tepco han prometido que compensarán a aquellos en el negocio pesquero que se vean afectados por la liberación de agua tratada, pero los trabajadores del sector consideran que es insuficiente.
En la planta de energía nuclear de Fukushima Daiichi, donde ocurrió un accidente nuclear hace diez años, los desechos de combustible derretidos todavía se enfrían con agua en circulación. Este proceso genera alrededor de 140 toneladas de agua contaminada todos los días mientras el agua subterránea y la lluvia fluyen hacia los edificios del reactor.
Por su parte, el Boletín de Científicos Atómicos aseguró en un comunicado que el plan de Japón para la liberación del agua “carece de confianza pública”, porque el líquido está contaminado con elementos radioactivos como cesio, estroncio, yodo y otras sustancias.
Tan el Gobierno como la compañía eléctrica enfatizan que no pueden demorarse, pues la capacidad de almacenamiento de agua tratada se agotará para 2022.
En febrero de 2020, los miembros del subcomité de agua tratada del Ministerio recomendaron dos opciones que consideraron viables y realistas: La Liberación de vapor y descarga al mar.
Sin embargo, la comunidad local se opuso a descargar el agua tratada en el mar por preocupación por su posible impacto negativo en la pesca, que casi había vuelto a la normalidad desde el momento del desastre.
— NNN-TELESUR