ROMA, 9 de mayo (NNN-AGENCIAS) — Un viaje en el tiempo de más de 100 mil años es el que realizan arqueólogos, paleontólogos, antropólogos, arqueobotánicos que desde octubre de 2020 están ocupados en la Gruta Guattari en Circeo, en el centro de Italia, a unos 100 metros del mar Tirreno.
Se trata de una nueva campaña de excavación realizada por la Superintendencia Arqueológica de las provincias de Latina y Frosinone, en colaboración con la Universidad de Tor Vergata.
En el periplo aparecieron homínidos que buscaban refugio en una gruta para calentarse, dormir, defenderse de la emboscada de las fieras, afilar sus armas con las que volverán a caza, pero también emergen ferocísimas hienas que, en la misma guarida natural, pero en diferentes tiempos históricos, han hecho del lugar una cueva donde trasladar sus sangrientos trofeos.
Una inmersión en un pasado muy lejano en el cual este borde de territorio era habitado por los hombres de Neandertal, los “primos” más ancianos y luego misteriosamente extintos del Homo Sapiens.
Pero igualmente área de animales feroces, hienas, rinocerontes, osos de las cavernas. Ejemplares grandísimos como el desproporcionado alce o bien antiguos como el uro, una raza de bovino luego extinta.
Se trata de una investigación delicada llevada adelante en ese lugar del Lazio, que desde hace 80 años es considerado entre los sitios más importantes del paleolítico medio. Y que hoy se enriquece con un nuevo excepcional hallazgo con los restos recompuestos de nueve individuos del Neandertal y de un increíble número de preciosos fósiles, animales y vegetales.
“Un descubrimiento extraordinario”, aplaude el ministro de Cultura de Italia, Dario Franceschini, subrayado el trabajo de la Superintendencia. De hecho, explican los expertos que desde hace meses trabajan entre las rocas y los huesos en este mundo subterráneo a dos pasos del mar que fue de la maga Circeo, una suerte de desmesurado banco de datos que será sumamente útil para reconstruir la historia, pero también el ecosistema de estas tierras en un arco de tiempo muy lejano, para el personal no especializado en este trabajo es hasta difícil de imaginar, que va de los 125.000 a los 50.000 años atrás.
Descubierta casualmente en 1939, la Gruta Guattari, estudiada en su tiempo por el paleontólogo Aberto Carlo Blanc, debe su excepcionalidad a un derrumbe que 60.000 años atrás la sepultó sellando su ingreso y haciendo que esto se mantuviera como era entonces, en la práctica una suerte de cápsula del tiempo.
Propiamente por esto y por el hallazgo entonces de un casquete craneal extraordinariamente bien conservado, fue enseguida catalogada entre los sitios más importantes del mundo para estudio del Hombre de Neandertal.
La nueva intervención, realizada con la ayuda de tecnologías y competencias que 80 años atrás no eran siquiera imaginables, se extendió una zona de la gruta que jamás fue investigada ni siquiera por Blanc, se abren ahora escenarios de enorme interés para el estudio, explica Francesco Di Mario, el funcionario arqueólogo de la Superintendencia que dirige las excavaciones.
Los esqueletos humanos recompuestos, comenta, “pertenecen todos a individuos adultos, excepción hecha quizás a solo uno que podría ser un joven”. Entre ellos una sola fémina, pero no se trata de personas que vivieron en la misma época: los más cercanos a nosotros vivieron entre los 50.000 y los 68.000 años atrás, el más antiguo entre los 100.000 y los 90.000 años atrás.
Ahora todo este material deberá ser estudiado, hizo notar el director del Servicio de Antropología de Sabab Lazio, Mario Rubini, pero de las primeras indagaciones llegan tantísimas informaciones, “un análisis acerca del sarro de los dientes-anticipa- mostró, por ejemplo, que su dieta era muy variada, ingerían muchos productos cereales, vegetales, frutos de la recolección, y es conocido que una buena alimentación es fundamental para el desarrollo del encéfalo”.
Tanto es que, con los nuevos descubrimientos, reafirma Rubini, el sitio del Circeo se convierte en “similar por importancia con el de El Sidron, en España, o el de Krapina, en la ex Yugoslavia. La cosa increíble hasta el momento es que nos devuelve muchos individuos, tanto como para encender una luz sustancial sobre la historia del poblamiento de Italia”.
Y la esperanza ahora es que estudiando la inmensa mole de material se pueda llegar a resolver tantos misterios que rodean a esta especie. Uno en particular, ligado propiamente a la Gruta lacial, donde todos los cráneos presentan una ancha apertura en la base, como si alguien los hubiera abierto a propósito para comer el cerebro.
En el pasado, recuerda el antropólogo, “se refería la hipótesis de un ritual de cerebrofagia”, pero el interrogante incluso abierto, dice, es que “podría haber sido el hombre en abrir el orificio occipital y, la hiena terminar de masticarlo, podría haber sido la hiena misma en abrirlo o podría, simplemente, tratarse de una rotura debida al caso”.
Es uno de los enigmas, quizás uno de los más inquietantes, que el trabajo de los próximos meses podría llegar a dilucidarlo.
— NNN-AGENCIAS