EL CAIRO, 21 de diciembre (NNN-PRENSA LATINA) – Los egipcios celebran hoy el inicio de la estación invernal que en Karnak, un complejo de templos faraónicos, coincide con el llamativo espectáculo solar cuando los rayos del astro bañan el santuario dedicado a Amón-Ra.
Pese a los azotes de la Covid-19 y en medio de medidas de precaución, visitantes y residentes en Luxor -donde perdura el milenario complejo- presenciaron el fenómeno que ocurre por estos días año tras año, reseñó Youm7.
El Sol inunda cada espacio del templo dedicado a Amón-Ra, una de las deidades de mayor prominencia en el Antiguo Egipto, el cual reverenciaba a la estrella y simbolizaba la vida, en consonancia con la cosmogonía de los hombres y mujeres que habitaban entonces el vasto territorio surcado por el río Nilo.
Tan tradicional y a la vez solemne resulta el acontecimiento que fue presenciado, además, por las máximas autoridades de la gobernación de Luxor, la cual abriga igualmente al valle de los Reyes, una vetusta necrópolis del Imperio Nuevo donde perduran las tumbas de la mayoría de los reyes que gobernaron durante las dinastías XVIII, XIX y XX.
El santuario de Amón-Ra es el más grande de Karnak, nombre de un asentamiento que perteneció a Tebas, entre las primeras capitales egipcias.
Historiadores atestiguan que fue construido alrededor del 2200 a.n.e. por experimentados artífices.
Entre el 21 y el 23 de diciembre (fecha del solsticio de invierno), el Sol ilumina de manera perpendicular ese recinto y otros cercanos, como el templo de Hatshepsut, una de las reinas más influyentes que permaneció en el poder durante dos décadas.
Tras un sofocante verano típico del clima desértico, en el que los termómetros rozan los 45 grados Celsius, la temporada invernal llega acompañada de una inusitada luminosidad dentro de varios de los sitios sagrados para los egipcios, y se extiende durante tres meses de días frescos y noches muy frías.
En algunos parajes de la península del Sinaí suele nevar por esta época, sobre todo en sus montañas.
‘El Sol pasa’, como es conocido el suceso admirado este amanecer, tuvo ecos en otros escenarios de Egipto.
La veneración al Sol era común entre los antepasados y pervive hasta ahora, por lo que no es extraño ver a muchos egipcios disfrutando de su intensidad en medio del desierto.
Para nosotros es sinónimo de sanación, purificación, de vida, comentó a Prensa Latina un vecino de El Cairo.
— NNN-PRENSA LATINA