BRASILIA, 9 de diciembre (NNN-AGENCIAS) — El ministro de Salud brasileño, Eduardo Pazuello, anunció el martes que a partir de enero comenzará una campaña masiva de vacunación contra el coronavirus, mientras en San Pablo, el principal estado del país, se reinició parcialmente el martes la actividad en las escuelas.
“La previsión es que la vacuna llegue en enero. En enero del año que viene comenzamos a vacunar a todo el mundo”, declaró el general Pazuello.
El ministro respondió a la pregunta de una niña bloguera, de 10 años, que fue convidada por el presidente, Jair Bolsonaro, para interrogar a funcionarios durante una reunión del Consejo de Gobierno, realizada el martes en el Palacio del Planalto.
Bolsonaro firmó un decreto que destinó cerca de 400 millones de dólares para desarrollar, junto al laboratorio AstraZeneca, la vacuna de la Universidad de Oxford en el Instituto Fiocruz, un reconocido centro de investigaciones estatal con sede en Rio de Janeiro.
Paralelamente el gobierno de San Pablo realiza ensayos con la vacuna del laboratorio chino Sinovac en el Instituto Butantan, vinculado a la Universidad de San Pablo, que es el más importante productor de vacunas del país.
Al mismo tiempo la gobernación de Paraná continúa las negociaciones con el gobierno de Rusia con la expectativa de realizar ensayos con la vacuna Sputnik V.
Brasil tiene cerca de 4.150.000 infectados y tasas de aislamiento cada vez más bajas, lo cual explica las expectativas sobre la posibilidad de iniciar una campaña de vacunación.
Sin embargo desde hace una semana el presidente Bolsonaro comenzó a cuestionar la obligatoriedad de la vacunación alegando que sólo en las “dictaduras” se impone a los ciudadanos que tomen un medicamento.
Ese punto de vista del mandatario recibió el respaldo de los cada vez más activos grupos negacionistas que rechazan la vacuna en las redes sociales.
Y, al mismo tiempo, Bolsonaro fue cuestionado por médicos e investigadores para quienes si la vacuna no es obligatoria será difícil controlar el contagio.
Este fin de semana largo, que se prolongó hasta el lunes 7 de setiembre, Día de la Independencia, miles de personas se volcaron a las playas de Rio de Janeiro, San Pablo, Pernambuco y otros estados, aumentando el riesgo de contagio masivo de COVID-19.
Y desde el martes el estado de San Pablo inició una reapertura gradual de sus escuelas, siguiendo una orientación del gobernador Joao Doria, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB, centroderecha).
Escuelas públicas y privadas de 128 alcaldías, sobre un total de 645, reabrieron sus puertas el martes pero no para iniciar clases presenciales, sino para recibir alumnos que necesitan reponer clases atrasadas y otro tipo de situaciones particulares.
Los municipios que aceptaron la orientación del gobernador son del interior del estado que es el más poblado del país, con 46 millones de habitantes.
El alcalde de la capital estadual, Bruno Covas, también del PSDB, decidió no reabrir las escuelas al igual que los jefes comunales de las ciudades del Gran San Pablo.
Por lo pronto sigue en pie la previsión de que todo el sistema escolar paulista reinicie sus actividades presenciales a partir del 7 de octubre, una fecha que está sujeta a revisiones, anticipó el gobernador Doria.
— NNN-AGENCIAS