EL CAIRO, 8 de junio (NNN-PRENSA LATINA) — Egipto acumula hasta el lunes 34 mil 79 casos de COVID-19 resultado de un curso ascendente en el ritmo de contagios, mientras las muertes suman mil 237 desde el inicio del brote y casi nueve mil los recuperados.
El número de infectados por el SARS-CoV-2 se cuadriplicó en apenas un mes, al aumentar de ocho mil 400 el 8 de mayo a la cantidad actual, reseñó Ahram on line.
Según el viceministro de salud, Mohamed Hassan, el 80 por ciento de los contaminados evolucionan satisfactoriamente sin necesidad de tratamiento hospitalario.
El experto confirmó que una parte considerable de los casos diagnosticados como positivos permanecen en sus casas bajo supervisión especializada y la medicación necesaria por presentar síntomas leves.
Con anterioridad otros estudiosos aseguraron que en el país norafricano existe un elevado número de asintomáticos.
El gobierno mantiene suspendidos los vuelos internacionales, cerrados colegios, universidades, iglesias, mezquitas, sitios arqueológicos, gimnasios, clubes deportivos, cafés y otros lugares de esparcimiento.
Aunque descartó un confinamiento completo, instauró cuarentenas en las localidades de mayor riesgo.
En este momento la mayoría de los contagiados radican en El Cairo, una megalópolis de 20 millones de habitantes muchos de los cuales viajan en transporte colectivo como el metro donde aplican nuevas reglas sanitarias.
Luego de un cierre de casi dos meses, algunos servicios como los relacionados con trámites migratorios, visados, pasaportes, reabrieron al público con precauciones como la comprobación de la temperatura a la entrada de sus instalaciones y reglas de distanciamiento social, en un esfuerzo por mantener funcionando el populoso país, no obstante los azotes de la pandemia.
En tanto en aeropuertos, mezquitas, preparan condiciones para pasar a una etapa que han llamado de tránsito o convivencia con la enfermedad.
La flexibilización de las disposiciones comenzó por el sector turístico pues un grupo de hoteles están autorizados a recibir a vacacionistas nacionales bajo normas de salud y limitaciones en cuanto a su capacidad de alojamiento.
Los egipcios que hasta hace poco parecían más relajados y confiados en que la epidemia pasaría, salen ahora de casa con más cautela acompañados de barbijos (obligatorio por decreto) y productos desinfectantes, evidentemente tras haber percibido que con la aceleración de las infecciones en una populosa nación medianamente activa, es mayor el peligro.
Estudios han demostrado que las altas temperaturas, el clima cálido, ayudarán a detener la propagación, afirmó recientemente Hassan.
Egipto comienza la etapa de verano, que tendrá su pico en julio y agosto, cuando los termómetros pueden rozar los 50 grados Celsius.
— NNN-PRENSA LATINA