MOSCÚ, 7 de mayo (NNN-AGENCIAS) — La epidemia de coronavirus en Rusia avanza sin parar, con 10 mil casos por día durante tres jornadas consecutivas, y corre el riesgo de convertir al país en uno de los epicentros de la enfermedad, visto que solo la ciudad de Moscú ya se confirmaron más de 85 contagios, con lo que superó a los totales de China.
Sin embargo, en la reunión entre Vladimir Putin y el grupo de trabajo antivirus, a veces algo surrealista, ya se habló de la “fase 2” y de flexibilización de las medidas, cuando la situación lo permita. Putin, en este sentido, pidió “atención y precaución”. Todo mientras su índice de popularidad tocó el punto más bajo de la historia.
El líder del Kremlin, en resumen, no se benefició del factor pandemia como sus colegas europeos (los porcentajes del francés Emmanuel Macron, la alemana Angela Merkel, el italiano Giuseppe Conte e incluso, el británico Boris Johnson tienen el signo +) y de hecho pagó mucho en términos de consentimientos.
Según el instituto demoscópico independiente Levada, la apreciación hacia Putin en abril se situó en el 59%, 4 puntos menos respecto a marzo, tocando el récord negativo. Sin embargo, la situación podría ser aún más grave. El director de Levada, Lev Gudkov, consultado por ANSA, explicó que las encuestas telefónicas (como en este caso, vistas las restricciones por la cuarentena) “suministraron respuestas más conformistas, más leales y positivas hacia las autoridades”.
No sorprende, dado que un viejo dicho soviético, para resaltar cuán privado es un asunto, dice: “esta no es una conversación telefónica”. En resumen, el sondeo de abril, si se elabora con las usuales entrevistas cara a cara, podría -sostiene Gudkov- acercarse “al 55 o incluso al 53%”.
El descontento, más que por la propagación de la enfermedad, debe identificarse en las medidas de apoyo puestas por el poder para afrontar la crisis económica, evidentemente considerado insuficiente (el ministro de Finanzas, Anton Siluanov, explicó que el dinero de los fondos de reserva deben gastarse “con tranquilidad” y cuantificó las ayudas en el orden del 6,5% del Producto Interno Bruto (PIB)).
El alcalde de Moscú, Serghei Sobyanin, resaltó que el autoislamiento en la capital “no terminará” el 12 de mayo -como fue hipotizado hace algún tiempo- pero de hecho es aún más necesario “respetar las reglas”, para permitir un gradual “ablandamiento para las empresas”.
Mientras tanto la fabricación y construcción comenzará nuevamente el 12, pero con el estricto control de las autoridades sanitarias. Sobyanin resaltó que el aumento de los casos en Moscú debería explicarse con el “alto número de pruebas” efectuadas, no sobre la base de la evolución de la enfermedad.
Las muertes, en Rusia, siguen siendo por otro parte muy bajas: 1.537 en total (por lo tanto, menos del 1% en comparación con los contagios). Ciertamente, la noticia de que también la ministra de Cultura, Olga Liubimova -después del premier Mikhail Mishutin y el ministro de las Construcciones, Vladimir Yakushev- haya resultado positivo al Covid-19 no da la idea de que todo esté bajo control, como le gusta repetir a Putin.
— NNN-AGENCIAS