BEIRUT, 28 de abril (NNN-PRENSA LATINA) — Manifestantes enfurecidos por el desplome de la moneda nacional y el alto costo de la vida, ocuparon el lunes carreteras en todo El Líbano, pese a restricciones de movimiento por la pandemia de COVID-19.
Las fuerzas de seguridad intentaron romper los bloqueos en el Valle de Bekaa, la norteña ciudad de Akkar, las conexiones de Byblos y Jounieh, así como la Plaza de los Mártires en Beirut y las orientales localidades de Al-Bireh-Qobeiyat.
Los manifestantes también obstaculizaron el paso de la carretera de Baalchmary-Bhamdoun y la de Abdeh-Minieh y el puente de Nahr al-Bared.
‘Nadie nos está escuchando, cómo podemos hacer que se escuche nuestra voz’, declaró una de las participantes a la televisora Al Jadeed.
‘nuestro salario es nada ¿Estamos esperando magia? Le dimos al gobierno un período de gracia, pero no ha hecho nada’, subrayó.
Las protestas causaron congestiones, aunque los conductores mostraron solidaridad con los manifestantes y tocaban sus bocinas como apoyo.
‘Estamos con ellos al 100 por ciento’, dijo un camionero al canal LBCI.
La libra libanesa se cotiza a casi cuatro mil respecto al dólar en el mercado paralelo, mientras el cambio oficial es de mil 500 por unidad.
Tal devaluación causa un desajuste total en las economías domésticas, ya que los minoristas, que deben pagar en divisas a sus proveedores, traspasan la diferencia a los consumidores.
A ello se suma que miles de personas perdieron sus empleos por el cierre de empresas y otros, en el mejor de los casos, cobran la mitad de sus salarios.
El país también enfrenta la pandemia de la COVID-19 para frenar la cual el Gobierno adoptó medidas de excepción como cierre de fronteras y de negocios, clausuró el curso escolar e impuso un toque de queda desde las 21:00 a las 05:00 horas del siguiente día.
Entretanto, los políticos y los funcionarios se intercambian acusaciones sobre la responsabilidad de la peor crisis económica y financiera de este país en décadas.
Nadie acepta que desde el final de la guerra civil de 1975 a 1990, la elite gobernante, todavía con poder, desangró las arcas nacionales por la corrupción, el saqueo y el clientelismo político.
El Líbano tiene una deuda externa de más de 92 mil millones de dólares, equivalente a 170 por ciento de su producto interno bruto y hasta ahora no surgió un proyecto que lo saque de tan deteriorada situación al borde del colapso total.
— NNN-PRENSA LATINA