BAMAKO, 16 de abril (NNN-AGENCIAS) — Los enfrentamientos entre las filiales de Al Qaeda y Estado Islámico en Malí se vienen sucediendo en las dos últimas semanas en distintos puntos del centro del país, con un saldo de numerosos muertos por ambos bandos, según han venido informando distintos medios locales y expertos en yihadismo.
El Sahel era hasta hace poco una excepción en la lucha fratricida que los dos grandes grupos terroristas mundiales han mantenido en otros países, principalmente en Siria, con una cohabitación y entendimiento, aunque nunca una cooperación total a la hora de llevar a cabo ataques, constatada en los últimos años por numerosos expertos y organismos, incluidos la ONU o el Departamento de Defensa estadounidense.
Sin embargo este periodo de ‘entente’ cordial, en el que ambas organizaciones parecían haberse repartido el teatro de operaciones sin apenas superposiciones y habían seguido actuando de forma paralela, parece haber quedado superado ahora, a la luz de los combates que se han venido sucediendo en las últimas semanas.
Los primeros combates estallaron a principios de abril en la zona de Dialloubé, en la región de Mopti. En ellos se enfrentaron miembros del Frente de Liberación de Macina (FLM), una de las organizaciones que componen el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM, la filial de Al Qaeda), con milicianos de Estado Islámico en el Gran Sáhara (ISGS).
Según informó en su momento el diario ‘L’Indépendant’, los combates vinieron motivados por la pugna por la gestión de los recursos de la zona, considerada hasta el momento un bastión del FLM, que lidera Amadou Koufa, ante la presencia cada vez mayor de ISGS, liderado por Adnan Abú Walid al Saharaui, y se saldaron con numerosos muertos.
En los días siguientes, también se informó de choques similares en otras localidades de Mopti así como en la zona de Nampala, en la región de Segou. A continuación, se publicó un audio en el que, según expertos en yihadismo, Abd al Hakim al Saharaui, jefe de operaciones de ISGS en Malí y Burkina Faso, llama a sus hombres a combatir a JNIM. «Quienes negociarán con los tiranos les defenderán algún día», sostuvo.
El argumento esgrimido para enfrentarse a la filial de Al Qaeda que lidera Iyad ag Ghali fueron las supuestas negociaciones entabladas entre este grupo y el Gobierno maliense. El presidente del país, Ibrahim Boubacar Keita, anunció en febrero su disposición a hablar tanto con Ag Ghali como con Koufa, ambos de nacionalidad maliense, para poner fin a la violencia.
Desde entonces, no ha habido más noticias sobre eventuales contactos y JNIM ha reivindicado varios ataques contra las fuerzas de seguridad malienses, incluido el perpetrado el 6 de abril en Bamba, que se saldó con 25 soldados muertos. Además, aunque no ha habido reivindicación oficial, se sospecha que la ‘katiba’ Macina de Koufa está detrás del secuestro del líder de la oposición, Soumaila Cissé, el pasado 25 de marzo en plena campaña electoral para las parlamentarias.
En la noche del lunes al martes, según el diario ‘Nord Sud Journal’, han vuelto a registrarse nuevos enfrentamientos. El escenario, en esta ocasión, ha sido una zona próxima a la frontera con Burkina Faso después de que milicianos de ISGS, comandados por el nigerino Moussa Moumouni, hayan atacado una posición de JNIM.
La posición atacada pertenecería a los hombres de Jafar Dicko, hermano de Ibrahim Malam Dicko, fundador del grupo islamista burkinés Ansarul Islam, aliado de Al Qaeda. Según el diario, los hombres de Dicko han repelido el ataque pero se han producido importantes bajas en ambos bandos.
Además, según las fuentes consultadas por este medio, los milicianos de ISGS, enfadados por su derrota, habrían matado a numerosos civiles en ataques contra localidades peul en la zona de Tin Tabakat que sospechan que están aliadas con los combatientes de Dicko.
“Los combatientes de ISGS llegaron a la región de Mopti hace varios meses. Algunos fueron reclutados en Níger y Burkina Faso”, explicaba hace unos días a la emisora RFI un diputado de esta región del centro de Malí. Una vez allí, los combatientes de Al Saharaui han reclutado a nuevos milicianos dando dinero y motos.
“Al contrario de lo que hacen los partidarios de Amadou Koufa, cuando van al combate el botín de guerra les pertenece, no hay que entregárselo a los jefes”, dijo al citado medio un antiguo diputado de la región, justificando así el que los jóvenes opten por unirse a ISGS.
— NNN-AGENCIAS