GINEBRA, 14 de abril (NNN-UNIS) — El director de la Organización Mundial de la Salud afirmó el lunes que el coronavirus es diez veces más mortal que la pandemia de gripe H1N1 en el 2009.
Tedros Adhanom Gebreyesus habló sobre cómo varios países ya han sufrido varias semanas de restricciones sociales y económicas, algunos se preparan para imponerlas, y otros consideran si se pueden levantar.
“En todos los casos, estas decisiones deben basarse ante todo en proteger la salud humana y guiarse por lo que sabemos sobre el virus y cómo se comporta”, dijo.
El doctor Tedros recordó que la estrategia se debe ajustar a medida que se obtiene nueva evidencia, pero que la búsqueda temprana de casos, las pruebas, el aislamiento y el rastreo de contactos son esenciales para detener la transmisión.
“Aunque el COVID-19 se acelera muy rápido, se desacelera mucho más lento. En otras palabras, el camino hacia abajo es mucho más lento que el camino hacia arriba. Eso significa que las medidas restrictivas deben levantarse lentamente y con control. No puede ser todo de una vez”, aseguró.
Al respecto, el director de emergencias de la Organización, el doctor Mike Ryan, aseguró que no se podía remplazar el confinamiento por “nada”.
“Tenemos que remplazarlo por comunidades educadas, comprometidas y empoderadas. Vamos a tener que cambiar nuestros comportamientos en el futuro cercano. Por ahora hemos visto una buena de la gente en la mayoría de los casos, pero deberemos tener esos comportamientos adaptativos en términos de higiene y distancia física por un buen tiempo”, dijo Ryan.
Añadió que esto debe ser apoyado por esfuerzos gubernamentales para localizar y centralizar el virus.
“Ahora mismo todos sufrimos porque estamos separados, pero esto es porque los países no saben dónde está exactamente el virus. La única manera de salir de esto es localizarlo a través de hacer pruebas a las personas que podrían tenerlo”, aseguró.
Un sistema de salud con capacidad para absorber una subida de los casos también es vital para lograr levantar las medidas de confinamiento, agregó el experto.
Por su parte, la epidemióloga Maria Van Kherkhove explicó que “lo que podría pasar es que, si las restricciones se levantan de forma estratégica, de forma gradual primero en las zonas del país menos afectadas, entonces el sistema de salud se puede dedicar a identificar rápido los casos en otras zonas más afectadas”.
Mientras algunos países están considerando cómo aliviar las restricciones, otros están considerando si se deben introducir, especialmente muchos países de bajos y medianos ingresos en África, Asia y América Latina.
En países con grandes poblaciones pobres, las órdenes de quedarse en casa y otras restricciones utilizadas en algunos países de altos ingresos pueden no ser prácticas, aseguró el doctor Tedros.
Muchas personas pobres, migrantes y refugiados ya viven en condiciones de hacinamiento con pocos recursos y poco acceso a la atención médica.
“¿Cómo sobrevives a un encierro cuando dependes de tu trabajo diario para comer? Los informes de noticias de todo el mundo describen cuántas personas están en peligro de quedarse sin acceso a los alimentos”, aseguró.
Tedros reiteró que las restricciones de distanciamiento físico son solo una parte de la ecuación, y hay muchas otras medidas básicas de salud pública que deben implementarse.
“También hacemos un llamamiento a todos los países para que se aseguren de que, cuando se utilizan medidas para quedarse en casa, no deben hacerse a expensas de los derechos humanos. Cada Gobierno debe evaluar su situación, mientras protege a todos sus ciudadanos, y especialmente a los más vulnerables”, expresó.
Para ayudar a los países a tomar estas decisiones, la Organización Mundial de la Salud publicará mañana un asesoramiento estratégico actualizado.
La nueva estrategia resume lo que se ha aprendido y marca el camino a seguir. Incluye seis criterios para los países que consideran levantar las restricciones:
1- que la transmisión esté controlada
2- que las capacidades del sistema de salud están en su lugar para detectar, probar, aislar y tratar cada caso y rastrear cada contacto
3- que los riesgos de brote se han minimizado en entornos especiales como centros de salud y hogares de ancianos
4- que existan medidas preventivas en los lugares de trabajo, las escuelas y otros lugares donde es esencial que la gente vaya
5- que los riesgos de importación se pueden abordar
6- que las comunidades están totalmente educadas, comprometidas y capacitadas para ajustarse a la nueva normalidad
Todos los países deberían implementar un conjunto integral de medidas para frenar la transmisión y salvar vidas, con el objetivo de alcanzar un estado estable de transmisión de bajo nivel o sin transmisión, aseguró Tedros.
“Los países deben lograr un equilibrio entre las medidas que abordan la mortalidad causada por el COVID-19 y otras enfermedades debido a los sistemas de salud abrumados, así como los impactos socioeconómicos.
A medida que la pandemia se ha extendido, sus efectos socioeconómicos y en la salud pública han sido profundos y han afectado desproporcionadamente a los vulnerables. Muchas poblaciones ya han experimentado una falta de acceso a servicios de salud esenciales y de rutina.
“Nuestra conexión global significa que el riesgo de reintroducción y resurgimiento de la enfermedad continuará. Finalmente, se necesitará el desarrollo y la entrega de una vacuna segura y efectiva para interrumpir completamente la transmisión”, concluyó Tedros.
— NNN-UNIS