WASHINGTON, 8 de octubre (NNN-PRENSA LATINA) — Estados Unidos comenzó el lunes a retirar sus tropas de la frontera entre Siria y Turquía, decisión vista como una luz verde a Ankara para atacar a fuerzas kurdas hasta ahora respaldadas por Washington.
La medida, que representa un cambio importante en la política estadounidense en esa área, sigue a un comunicado emitido anoche por la administración de Donald Trump, en el cual se dio a conocer que las agrupaciones castrenses de este país no intervendrán en una ofensiva con la que Turquía amenazó durante mucho tiempo en el norte de Siria.
El anuncio, que, según la cadena CNN va en contra de los esfuerzos de algunos funcionarios del Pentágono para disuadir a Turquía de llevar a cabo una intervención militar, se produjo después de una llamada telefónica este domingo entre el presidente Trump y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan.
Turquía pronto avanzará con su operación planificada durante mucho tiempo en el norte de Siria. Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos no apoyarán ni participarán en la operación, y tras derrotar al ‘califato’ territorial del Estado Islámico, ya no estarán en el área inmediata, apuntó la declaración de la Casa Blanca.
Funcionarios citados por el diario The New York Times confirmaron que los soldados desplegados por Washington en el área serían retirados antes de cualquier operación turca, pero que no serían sacados por completo de Siria, donde se mantienen fuerzas de este país en contra la voluntad del Gobierno de Bashar Al-Assad.
Testigos en Siria vieron hoy a las fuerzas de Estados Unidos salir de dos posiciones en el noreste de la nación árabe: los puestos de observación en Tel Abyad y Ein Eissa, añadió el periódico.
El sábado Erdogan anunció que su país había completado preparativos y un plan de acción, y estaba listo para lanzar una ‘operación terrestre y aérea’ al este del río Éufrates, bajo el argumento de establecer la paz limpiando la región de terroristas.
Turquía considera a las fuerzas kurdas una insurgencia terrorista, y siempre ha tratado de poner fin al apoyo estadounidense al grupo, al cual Damasco advirtió la pasada semana que no se dejara engañar por las promesas estadounidenses y le reafirmó que todos los territorios bajo su dominio serán devueltos al control del Estado sirio.
El Gobierno de Al-Assad califica el acuerdo turco-estadounidense de agosto último sobre una supuesta zona de seguridad como un ataque flagrante a la soberanía y la integridad territorial de su país y una grave violación de los principios del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas.
Siria resiste el ataque de una coalición encabezada por Washington y respaldada por sus aliados occidentales y en el Medio Oriente, tras ocho años de guerra impuesta, con más de medio millón de muertos y mutilados.
— NNN-PRENSA LATINA