NACIONES UNIDAS, 30 de julio (NNN-UNIS) — El representante especial de la ONU para Libia afirmó que el Consejo de Seguridad es responsable de garantizar que ese país mantenga su integridad y recupere la estabilidad. Ghassan Salamé informó del deterioro de la situación humanitaria y el avance de los grupos terroristas y presentó una estrategia para detener inmediatamente los enfrentamientos.
“Hace casi 70 años, las Naciones Unidas decidieron crear una Libia independiente. El Consejo de Seguridad tiene la responsabilidad especial de garantizar que Libia no se fracture en piezas débiles e inestables sino que mantenga la fuerza colectiva de la Libia que se unió en 1951. Sólo con su visto bueno podemos ayudar a los libios a superar este episodio oscuro y violento para encaminarse hacia un futuro más esperanzador”, dijo este lunes el representante especial de la ONU para Libia.
En una videoconferencia desde Trípoli, Ghassan Salamé informó al Consejo de Seguridad que el conflicto armado en Libia no da muestras de disminuir.
Los enfrentamientos en los alrededores de Trípoli entre las fuerzas armadas libias y el Ejército Nacional Libio del general Khalif Haftar, quien encabeza un gobierno paralelo con sede en Bengasi, al este del país, han dejado unos 1100 muertos, entre los que se contaron más de cien civiles. Centenares de miles de personas se han desplazado y decenas de miles más han cruzado la frontera para refugiarse en Túnez.
Según el enviado de la ONU, más de 100.000 civiles se encuentran en la línea de fuego y al menos 400.000 viven en áreas directamente impactadas por la conflagración.
La situación humanitaria es cada día peor y los alimentos y la salud, entre otros servicios básicos, son de muy difícil acceso.
Las partes enfrentadas han intensificado los ataques aéreos con aviones y drones armados, además de que se ha incrementado el reclutamiento de mercenarios extranjeros.
“Más preocupante todavía son las indicaciones de que los arsenales que envían los extranjeros que respaldan a una u otra parte caen en manos o se les vende a los grupos terroristas. Algunos elementos extremistas se legitiman uniéndose a la batalla. Esto es una receta para el desastre no sólo para los libios, sino también para sus vecinos y para la paz y seguridad internacional”, enfatizó.
“Es hora de que las partes enfrentadas cesen todas las hostilidades, replieguen sus fuerzas y se enfoquen en conjurar la amenaza común de que su país se convierta en un paraíso de las organizaciones terroristas”, dijo.
Sadame denunció violaciones a las leyes humanitarias internacionales por ambas partes, aludiendo como ejemplo al bombardeo a un centro de detención de migrantes en Tajoura cometido el 2 de julio, que mató a 53 personas e hirió a 87, incluidos varios niños, pese que la ONU había comunicado a los actores enfrentados las coordenadas de esa y otras instalaciones de detención.
El también jefe de la Misión de Apoyo de la ONU en Libia (UNSMIL) se refirió, asimismo, a los 150 migrantes muertos el 25 de julio cuando intentaban cruzar el Mediterráneo hacia Europa y urgió a abordar las causas de raíz que empujan a la gente a tomar tan desesperadas opciones.
Señaló que las agencias humanitarias de la ONU han trabajado exhaustivamente para aliviar las terribles condiciones que privan en los centros de detención de migrantes y pugnó por el cierre de dichos lugares.
“Urjo al Consejo a llamar a las autoridades en Trípoli a tomar la decisión estratégica de liberar a los detenidos en esos centros”, puntualizó.
Agregó que la UNSMIL ha trazado un plan para el cierre organizado y gradual de todos los centros de detención y busca el apoyo del Consejo para su implementación.
Detalló que en lo que va del año, unos 4500 refugiados y migrantes llegaron a Libia y que todos corren el riesgo de ser detenidos, arrestados arbitrariamente o verse atrapados en medio de los enfrentamientos.
“La comunidad internacional puede evitar otra tragedia. Conmino a los países europeos a responder a los reiterados llamados del Secretario General a que revisen sus políticas y ubiquen a los migrantes y refugiados en un lugar seguro”, acotó.
Salame advirtió que el odio y los insultos presentes en las redes sociales y la televisión alimenta la violencia en el terreno y denunció con alarma que los dueños y editores de esas publicaciones y televisoras arengan al público a utilizar lenguaje agresivo, además de que difunden incitaciones a la violencia y los asesinatos, difunden noticias falsas y permiten los ataques personales.
Afirmó que Libia se ha convertido en un terreno de experimentación de nuevas tecnologías militares y reciclaje de armas viejas que llegan a su territorio con la complicidad y apoyo de gobiernos extranjeros.
“No hay duda de que el apoyo externo ha sido clave para el incremento de los ataques aéreos. Asimismo, he observado con preocupación que el armamento importado es acompañado por extranjeros que trabajan como pilotos, entrenadores y técnicos. Esta dependencia del respaldo externo es motivo de conflicto. Más que nunca, los libios están peleando guerras de otros países que parecen contentos de pelear hasta que no queden libios y el país esté destruido para apuntarse un triunfo”, enfatizó.
“Los libios están peleando las guerras de los demás, y mientras tanto están destruyendo su país. Las propuestas para revivir los diálogos políticos deben ser la base para reunificar las instituciones nacionales del país. Una solución al conflicto requiere abordar los problemas de fondo de lo que es en realidad, una guerra por los recursos”, puntualizó.
Sadame consideró que no se puede posponer indefinidamente la decisión de detener esta guerra y propuso un plan inmediato que empezaría por una tregua para la festividad islámica EID al-Adha, el próximo 10 de agosto, e incluiría un intercambio de prisioneros y de cadáveres, así como la liberación de los detenidos o secuestrados.
El segundo paso del plan sería una reunión de alto nivel de los países implicados para reafirmar el cese de hostilidades, trabajar en la implementación estricta del embargo de armas y comprometer a las partes en Libia a adherirse a las leyes humanitarias y de derechos humanos internacionales.
El tercer punto convocaría una reunión de personalidades libias de todo el país para acordar las pautas del camino a seguir.
El conflicto en el país petrolero del norte de África comenzó en 2011, cuando los opositores a Muammar Al-Qadhafi derrocaran a ese Gobierno gracias al respaldo de una coalición liderada por la OTAN.
— NNN-UNIS