WASHINGTON, 6 de julio (NNN-AGENCIAS) — Un nuevo terremoto sacudió el viernes a las 20:19 de la noche el sur de California, solo un día después que la región se sobresaltara con uno de los peores seísmos en lo que va de siglo.
El terremoto marcó una magnitud 7,1 en la escala Richter y se pudo sentir con fuerza en toda la región de Los Ángeles.
El epicentro del terremoto se situó en el mismo lugar que el que se produjo el jueves, en Searles Valley, cerca de la localidad de Ridgecrest. Se trata de una región poco poblada en el desierto de Mojave, a unos 200 kilómetros al noreste de Los Ángeles y a una distancia parecida de Las Vegas hacia el este.
Según avanzaba la noche se comenzaron a conocer daños en esa zona. Al menos mil 800 personas estaban sin luz y las televisiones locales mostraban una casa en llamas y una carretera local cortada por un desprendimiento, según informaron los bomberos del condado.
Los periodistas en la zona relataban escenas de gran nerviosismo. Alrededor de la medianoche no había noticias de daños personales.
En el condado de San Bernardino, al sur del epicentro, el Departamento de Bomberos tuiteó: “Casas movidas, grietas en los cimientos, muros caídos. Un herido leve”. Poco después tuiteó que había “numerosos escapes de gas” en la localidad de Trona, de mil 700 habitantes.
El terremoto del 4 de julio se produjo a las 10:33 de la mañana, tuvo una magnitud de 6,4 y duró unos 10 segundos.
El de este viernes superó esa magnitud y duró alrededor de 40 segundos.
Por su parte, la sismóloga Lucy Jones de la Universidad Tecnológica de Pasadena, la referencia en sismología en la región, explicó en una rueda de prensa que “esto es una secuencia” sísmica y que “va a seguir”.
La magnitud del seísmo del viernes hace que ahora sea considerado el terremoto principal de esta secuencia, de forma que el del día anterior era solo un aviso.
El terremoto tuvo un epicentro muy cerca de la superficie (900 metros), lo que explica que se sintiera en un área tan grande, pero el hecho de que se haya producido tan lejos de las grandes ciudades evito daños en infraestructuras críticas como autopistas, aeropuertos o las conducciones de agua de California.
La última vez que hubo víctimas por un terremoto en Los Ángeles fue en enero de 1994, con un seísmo de magnitud 6,7 con el epicentro en Northridge, al norte de la ciudad. Murieron 57 personas al caer edificios de apartamentos mal preparados para el terremoto y se partieron varios puentes de autopistas.
— NNN-AGENCIAS