GAZA, 25 jul (NNN-UNIS) — Los nuevos desplazamientos forzados exacerban aún más las necesidades vitales de una población agotada y traumatizada que no encuentra dónde refugiarse, ni qué comer o agua que beber.
Unas 150.000 personas huyeron de Khan Younis tan solo el lunes luego de que el ejército israelí emitiera una nueva orden de evacuación de esa zona de Gaza, agudizando aún más las necesidades vitales de una población agotada y traumatizada que no encuentra dónde refugiarse, ni qué comer o agua que beber, informó la Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA).
OCHA recordó que cerca de 1,9 millones de gazatíes (el 90% de la población) han sido desplazados por la fuerza a menudo en múltiples ocasiones a partir del 7 de octubre.
La Agencia para los Refugiados Palestinos (UNRWA) informó el miércoles que la escasez de combustible continúa socavando las operaciones humanitarias y poniendo en peligro el funcionamiento de las instalaciones de salud, agua y producción de alimentos.
En su más reciente actualización de la entrada de ayuda a la Franja de Gaza, UNRWA reportó que el domingo pasado ingresaron por el cruce de Kerem Shalom, en el sur del territorio palestino, 24 camiones con suministros humanitarios.
El sábado llegaron al cruce occidental de Erez, al norte de Gaza, 46 camiones, pero ninguno logró entrar.
En comparación con junio, cuando casi 1300 camiones entraron al territorio palestino asediado, en julio han ingresado apenas 674, cuando falta sólo una semana para que termine el mes.
Entre el 1 y el 21 de julio, poco más de 2,1 millones de litros de combustible entraron a Gaza, incluidos 378.700 sólo el 21 de julio. Esto equivale a unos 103.000 litros de combustible por día, o una cuarta parte de los 400.000 litros que los trabajadores humanitarios estiman que se necesitan diariamente para sostener las actividades humanitarias en la Franja.
Además, ruptura de la ley y el orden, entre otros factores, obstaculizan la recolección de suministros humanitarios en el punto fronterizo de Kerem Shalom, apuntó UNRWA.
Por otra parte, en la esfera de los derechos humanos, una experta independiente declaró el miércoles que las autoridades israelíes “continúan atacando a los defensores de las garantías fundamentales” en la Cisjordania ocupada, incluida Jerusalén Oriental, y pidió la liberación inmediata de dos palestinos activistas derechos humanos retenidos en “detención administrativa”.
Omar al-Khatib y Diala Ayesh fueron arrestados entre octubre de 2023 y marzo de 2024, expuso Mary Lawlor, relatora especial sobre la situación de los defensores de derechos humanos.
En un comunicado, Lawlor señaló que al-Khatib se moviliza contra el desalojo forzoso de familias palestinas del barrio de Sheikh Jarrah en Jerusalén, mientras que Ayesh es una abogada de derechos humanos que documenta las condiciones de detención de los prisioneros palestinos detenidos en Israel.
Ellos y otros tres activistas fueron “presuntamente abofeteados, golpeados, humillados, enviados de una prisión a otra en el lapso de uno o dos días, y se les obligó a firmar documentos en hebreo, que no entendían”, dijo la relatora.
“Los cinco defensores de los derechos humanos fueron arrestados sin orden judicial. No se les dio ninguna razón de por qué estaban detenidos. Todos fueron interrogados sin la presencia de un abogado. No se les permitió el contacto con sus familias”, indicó Lawlor.
En cuanto a la volátil situación en la Cisjordania ocupada, los medios de comunicación reportaron que cuatro palestinos fueron asesinados el martes.
Según esos informes, tropas y vehículos blindados israelíes entraron en el campo de refugiados de Qalandiya, al norte de Jerusalén, y destruyeron la casa de un palestino que supuestamente había llevado a cabo un ataque contra Israel.
La última actualización humanitaria de OCHA sobre Cisjordania informó que al menos 554 palestinos han sido asesinados entre el 7 de octubre de 2023 y el 15 de julio de 2024, mientras que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) dijo que 143 niños han muerto en Cisjordania, incluida Jerusalén Oriental, desde el 7 de octubre, con un promedio de un niño asesinado cada dos días.
Entre las víctimas palestinas se incluyen 539 muertos a manos de las fuerzas israelíes, diez a manos de colonos israelíes y siete cuyos perpetradores fueron fuerzas israelíes o colonos.
Durante el mismo período, 14 israelíes, nueve soldados y cinco colonos, fueron asesinados por palestinos en Cisjordania. En Israel, los ataques de palestinos desde Cisjordania se han cobrado la vida de ocho israelíes y cuatro palestinos.
Entre el 15 y el 21 de julio, UNRWA dio cuenta de al menos 169 operaciones de búsqueda y detención de las fuerzas israelíes en toda la Cisjordania ocupada. “Más de 110 palestinos fueron detenidos por las fuerzas israelíes durante este periodo y se registró la muerte de tres palestinos”.
“Una persona murió durante una operación israelí en Beit Ummar, en el sur de Cisjordania, el 19 de julio”, especificó la Agencia.
El organismo de la ONU también señaló que el 15 de julio, el ejército israelí demolió cinco casas en la aldea de Al Walajah, al norte de Belén, lo que provocó el desplazamiento de unos 39 refugiados palestinos.
Y tras la publicación de la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) el 19 de julio se produjeron ataques de colonos israelíes contra comunidades palestinas en Huwwara y Burin, en el norte de Cisjordania, y en Masafer Yatta, en el sur de Cisjordania.
La declaración del tribunal mundial de que la presencia continua de Israel en el territorio palestino ocupado “es ilegal” y que “todos los Estados tienen la obligación de no reconocer” la ocupación que dura décadas, respondió a una solicitud de la Asamblea General de la ONU sobre las consecuencias jurídicas derivadas de las políticas y prácticas de Israel en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén Oriental.
Los últimos datos recopilados por OCHA sobre demoliciones y desplazamientos en Cisjordania apuntaron a más de 820 demoliciones de estructuras de propiedad palestina en el territorio desde principios de año.
Al ritmo actual de destrucción, un récord de 1400 edificios podría ser demolido para finales de año, superando el máximo anterior de 1177 en 2023 y 1094 en 2016.
— NNN-UNIS