NACIONES UNIDAS, 17 jun (NNN-UNIS) — Se calcula que el 45% de la superficie terrestre está afectada por la pérdida de tierras, y expertos en la materia aseguran que la inversión en la restauración, al igual que la energía sostenible, son opciones rentables para ayudar a mitigar la desertificación, que se ha convertido en un efecto mundial causando un sin número de repercusiones como la sequía, migración forzada, y acceso a alimentos.
Las fuentes sostenibles de energía, incluidas la solar y la eólica, pueden ayudar a las comunidades de todo el mundo a revertir la desertificación y la pérdida de tierras, según Ibrahim Thiaw, secretario ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación.
Thiaw habló con Noticias ONU antes del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, que se celebra anualmente el 17 de junio, para entender mejor este fenómeno y cómo se puede controlar.
Ibrahim Thiaw: La desertificación está ocurriendo tanto a nivel local como mundial. Si no la abordamos a nivel local, nunca podremos controlarla a nivel mundial. Se necesitan políticas y decisiones globales.
Las repercusiones son enormes en términos de seguridad y soberanía alimentarias.
También provoca migraciones forzosas. Si la gente ya no puede producir alimentos en su tierra, emigrará. Como hemos visto, por ejemplo, en el Sahel o en Haití, puede tener graves consecuencias para la seguridad mundial. Cuando la gente se pelea por el acceso a la tierra y al agua, se generan más conflictos. Estamos viendo más de esto, y tiene consecuencias en la homogeneidad de las comunidades y en las economías nacionales.
Se calcula que hasta el 50% del PIB mundial podría perderse de aquí a 2050 debido a los problemas de la agricultura y la producción de alimentos, a menos que abordemos la cuestión de la pérdida de tierras y la desertificación.
Pero en lo que respecta a las tierras áridas y la desertificación, se calcula que el 45% de la superficie terrestre está afectada por la desertificación. Quizá sea más llamativo decir que 3200 millones de personas, es decir, un tercio de la población mundial, se ven afectadas por ella.
Cada año se degradan cien millones de hectáreas de tierra, una superficie del tamaño de Egipto. Tenemos que detener la degradación de la tierra, pero también tenemos que restaurar 1500 millones de hectáreas de tierra.
Restaurar las tierras degradadas no es una actividad cara de emprender, pero es absolutamente esencial para proporcionar más seguridad alimentaria y reducir los conflictos. Cada dólar invertido en la restauración de tierras puede generar hasta 30 dólares en beneficios económicos, por lo que la inversión en actividades de restauración es bastante rentable desde el punto de vista económico.
Esto no es sólo responsabilidad de las comunidades locales, sino también de los gobiernos y, de manera crucial, del sector privado, porque el mayor impulsor del uso de la tierra en el mundo es la gran agricultura.
Pero el impacto es mucho más grave en los países pequeños, y en las economías pequeñas que no tienen reservas, ni sistemas de seguros para proteger a su población. Y el nivel de vulnerabilidad es mucho mayor en las comunidades cuyos ingresos se basan únicamente en la renta que pueden generar de la tierra.
— NNN-UNIS